Imagen promocional de la película Speed Racer.

Alejandro Lecuna: Diseñando carros a la velocidad de un meteoro


Jacinto Salcedo
Diseñador Gráfico / Graphic Designer
Profesor de Historia del Diseño Gráfico en ProDiseño

 

 


Alejandro Lecuna
Diseñador Industrial

Por Jacinto Salcedo

Dirigida por los Wachowski Brothers, los mismos de The MatrixMeteoro (Speed Racer, en inglés), es una película que combina la actuación real con gráficos computarizados animados. De hecho la cinta privilegia la experiencia visual al punto en que podríamos decir que los carros pasan a ser personajes. Más aún el reto era superlativo al tener como comparación tanto la serie animada japonesa de los años 60.

Sabemos que hacer una película es un gran trabajo de equipo, y en Meteoro en particular, el equipo de arte fue inmenso: cinco directores de arte y más de cien personas desde escultores y diseñadores de set o vestuario hasta diseñadores gráficos para el modelado virtual en 3D de los carros y pistas. Dentro de este grupo aparece el venezolano Alejandro Lecuna quien ha ido desarrollando su carrera en la industria de los efectos visuales.


¿Cómo es que un diseñador venezolano termina haciendo películas en Berlín?

Son dos caminos que se juntaron. En 1997 trabajaba para SME Design, una compañía en New York especializada en diseño para deportes. Uno de los proyectos que realicé ahí fue el diseño gráfico de un carro de Nascar patrocinado por RC cola. Este corrió durante dos años. Luego de estrellarse no lo volvieron a patrocinar, sin embargo tenía los bocetos y el carro final en el portafolio. Aquí en Alemania recientemente estudié cine experimental en la Universidad de Arte. Quería darle un vuelco a las cosas y mezclar la experiencia que ya tenía como diseñador con el cine para así insertarme en el medio. Empecé a rodar la voz de que quería hacer cine. Un buen amigo que estaba trabajando en Meteoro oyó que necesitaban a un diseñador de carros y me llamaron de los estudios en Babelsberg. Como te dije, solo había diseñado un carro y solo la parte gráfica, no pensé que me tomarían. Me entrevistaron, les gusto el trabajo y empecé al día siguiente.

¿Es tu primera película? ¿qué otros trabajos has hecho?

Antes de trabajar en Meteoro había rodado dos cortometrajes en la Universidad. El primero «kevin y José» sobre el estado afásico de un matemático y un basquetbolista y el segundo «Susana», sobre la larga, accidentada y trágica muerte de un perro a manos de sus propios dueños. A estos dos se suman varios videos experimentales. Todos estos proyectos estaban orientados hacia el arte. Eran cosas más conceptuales, hechos con un presupuesto austero y preparados para un círculo pequeño y selecto que domina esos códigos fríos y a menudo aburridos del arte. Cuando me llegó lo de Meteoro fue un salto repentino y grande. Pasar de algo tan artesanal como es la realización del vídeo-arte a estar sentado con el equipo de The Matrix con miles de personas y con presupuestos que se escapan de la imaginación.


¿Cuál fue tu trabajo dentro de la película, qué consistió?

En Meteoro estuve -entre otras cosas- a cargo del diseño gráfico de los 120 carros de carreras. Estimo que en la versión final no aparecen más de 60. De hecho, cortaron media hora de carreras en la versión final. Esto sucede a menudo en las películas, se ve una pequeña parte de todo lo que se diseña que por lo general es mucho menos de la mitad. Así que a los carros de Meteoro no les fue tan mal, sin embargo aparecen muy rápido, aproximadamente en unos 12 cuadros y listo, explotan.

En el diseño de los carros se mezclaban varios niveles de información, como lo era el color, la textura, el estilo, el número, los logotipos y el material. Estos varían en su nivel de complejidad dependiendo a cuan corruptos o mafiosos son los corredores. Los buenos corren carros sencillos -exceptuando al príncipe Kabala que tiene miles de diamantes- y los malos son los que llevan carros recargados de logotipos y mensajes publicitarios. A partir de esta premisa conceptualicé y diseñé todos los modelos de la película. Lo más gratificante del trabajo fue rediseñar la M para el Mach 5 y el Mach 6. Un trabajo que consistió en afinar el diseño ya existente de la manga original, mejorarlo y adaptarlo a los dos modelos.


¿Para este trabajo hubo libertad creativa o consistió más bien en el trabajo representación gráfica?

Desde el principio hubo absoluta libertad creativa. Los Wachowski brothers estaban buscando soluciones inesperadas para los carros. No querían que se viesen como carros comunes de carreras sino como una mezcla entre el mundo del arte Pop de Andy Warhol y el de Bladerunner, con colores brillantes y con sentido del humor también. En las películas la única limitación y a la vez puerta a la creatividad está en el guión, ahí está todo. Los Wachowski daban el nombre y el perfil del corredor bueno o malo, arrogante, orgulloso o mafioso y yo le presentaba algunas soluciones que pensaba cubrían su visión y luego con los primeras ideas sobre papel empezábamos las discusiones.

¿Qué nos puedes decir de tu método de trabajo y de esta experiencia en particular?

Es bastante común que en las películas el método varié diariamente de acuerdo a la situación. Puede que te encuentras a alguien en el pasillo y te cuenta que la segunda unidad necesita los tableros para tal carro para dentro de 2 días o que tal escena quedó excelente o que van a repetir la otra. El chisme se mezcla con la información, y a uno le queda filtrar el chisme y sacar la información. Es un método al cual no estaba muy acostumbrado pero luego de un mes ya me sentía entonado. En otro tipo de proyectos -por ejemplo de branding- pierdo tanto tiempo en reuniones inútiles. A veces tengo hasta 20 en una semana. Estos «meetings» son un invento de los managers para justificar su salario. Los que más detesto son los que acaban con que «hay que hacer otro meeting«.

Dicho esto, vuelvo a Meteoro. Con los carros no usé un método específico. Algunos los diseñaba sólo con vectores, colores y líneas clásicas o modernas y otros con fotografías. Eran abstractos o figurativos y esto era todo a libre albedrío. Dividí los carros en 3 grupos. Unos eran los buenos y malos del pasado ligados directamente a la manga original, el segundo grupo eran los buenos del presente que corren sin marcas y son más sobrios y el tercer grupo eran los malos que eran recargados, barrocos por decirlo de alguna forma.

Este tercer grupo era el fuerte de la película. Estos carros los inspiré con la estética de diferentes culturas y movimientos políticos alrededor del mundo. Hay un carro punk, otro con graffitis como si hubiese sido vandalizado, otro con la Virgen de Guadalupe, uno Jeepnie y así muchos otros. Quería exponer de esa forma el show del consumismo y como este se apodera de ideologías, religiones o movimientos políticos, sacándoles el contenido y comercializar su estética sin el compromiso moral.




¿Cuáles eran tus recuerdos de Meteoro?

Claro. Yo era uno de esos niños parecidos a Meteoro que dibujaba carros en el cuaderno y tenía la cabeza en otro lugar todo el tiempo, despegaba todos los días al oír a la maestra decir «Buenos Días».

Julio, 2008