Obra caligráffica de Jaime de Albarracín: Judith Jaimes y Agua de Canto.

Jaime de Albarracín: del modernismo a la caligrafía


Jacinto Salcedo
Diseñador Gráfico / Graphic Designer
Profesor de Historia del Diseño Gráfico en ProDiseño


Jaime de Albarracín

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por Jacinto Salcedo

Este diseñador de origen peruano, cuyo nombre de pila es Jaime Yactayo se estableció en Venezuela entre 1972 y 1999. A sus sesenta y tantos años recuerda con orgullo su activa participación como diseñador gráfico en Maracaibo. Ahora, de vuelta en Lima se enfoca en el desarrollo de caligrafía con un cierto aire de experimentación.


¿Te sientes diseñador venezolano o peruano?

¡Venezolano! Viví 27 años en Venezuela, soy peruano de nacimiento pero venezolano de corazón. En cada reunión soy un embajador Ad Honorem de Venezuela, hablo con profusión y orgullo de las artes de Venezuela.

¿Y porqué no hay trabajos tuyos en el libro de Armas Alfonso sobre DG en Venezuela?

Por el centralismo. Ese libro se debió llamar el Diseño Gráfico en Caracas.

¿En qué condiciones estuviste en Venezuela… en qué época?

Yo llegué a Caracas el 10 de junio de 1972. Me fui huyendo de la dictadura en mi país. Al llegar a Caracas me entrevisté con Jacques Regis de Corpa Publicidad ( CORPA, OGILVY & MATHER) quien me contrato en 5 minutos al ver mis dibujos. Luego me ofrecieron ser director de arte para Corpa en Maracaibo.

Trabajé casi todo el tiempo para la publicidad. Trabajé obras culturales para el Banco de Maracaibo. De esa época es el diseño de un monograma para la pianista Judith Jaimes su presentación en Maracaibo, ella tenía apenas 14 o 15 años. Estaba muy nerviosa esa noche.

Tenía mis recuerdos suizos y europeos, nadie me entendía. Me refugiaba dibujando en las noches. Si no dibujaba de noche de día enloquecía. Cuando llegué a Maracaibo el único diseñador gráfico que encontré fue a Sergio del Bianco. Del Bianco experimentaba con pasión la sensualidad del papel, como nadie.

En el 1972 visité el taller de Francisco Bellorín y su mujer preparó un sabroso caldo de gallina y brindamos con vino, pero Bellorín tenía poca información del «Swiss Design» y publicidad, pero como soy artista pudimos hablar muchas cosas y admirar su maestría como dibujante y grabador.

¿Al llegar, cuál era tu formación?

Yo en los 60 hacia cine de animación con mi amigo Félix Nakamura (el pionero del cine de animación en la Universidad Simón Bolívar). En lima, tuvimos una oficina. Luego todo se fregó y tuvimos que emigrar.

Yo era modernista y estaba interesado en la gráfica para televisión y quería experimentar pero Lima era muy chica y sin tecnología. En aquella época diseñé la primera señal de apertura para un canal de TV. De joven había frecuentado el atelier » Sto», del grafiker suizo Werner Stockli quien era un representante de la gráfica suiza de los 50, era de Winterthur, Zurich. Él a su vez había hecho pasantías con Hans Erni y gran amigo del barrio con Max Huber, conoció directamente la Bauhaus y vio el «Parade» de Diaghilev y Picasso. Todo un personaje. Con el tiempo Stockli se convirtió en mi mentor. En los años 50 y 70, hizo grandes obras en Lima pero fue incomprendido y frecuentemente maldecía.

Él me enseñó la importancia fundamental del «Campo Vacío», eje de sus enseñanzas en Zurich. A diferencia de Leufert él no fue un inmigrante. La república Suiza lo envió a Lima. Había mucho negocio transnacional peruano-suizo: banca y seguros, química y minería, turismo y hotelería, pero la dictadura acabó con todo eso.

Aún guardo un volumen de Gebrauchsgraphik de los 50, él nos obligaba a leer esa revista. La vendían en Lima en la Librería Alemana. Su asistente y yo, fuimos una noche fría a despedir al maestro en el aeropuerto, nunca más lo vimos.

Aquí en Perú también conocí a un personaje que influyó en mí en el color, el Sr. Josef Albers. Dictó conferencias aquí (Lima) y en Santiago de Chile. Igualmente expuso su «Homenaje al cuadrado». Él mismo hizo la instalación y curaduría. Yo estudié cada cuadro día y noche. Aquí en Lima, en 1963 se hizo la primera exposición de Arte Gráfico Aplicado en el Pacífico. Era predominante las obras de los «grafikers» suizos, el racionalismo y experimentación tipográfica era muy elocuente, estaban presentes obras de peruanos, argentinos y un francés.

¿Cuando trabajaste en Corpa estabas solo? ¿no tuviste a dibujantes, diseñadores, pupilos?

Si claro. Gustavo Briceño, Lucrecia de Homez… Recuerdo particularmente un muchacho muy bueno que fue formado por mi y Sergio del Bianco llamado Aldemar Pérez, de origen colombiano.

¿Diste clase en Maracaibo?

En el Colegio Universitario Monseñor de Talavera en el año 96.

También, durante los últimos 3 años en Maracaibo fundé en mi apartamento el «Atelier Art»  dedicado a investigar y enseñar el dibujo de la figura humana. Tuve cerca de 250 alumnos. Aprendí mucho el pastel y carbón. Sigo con nostalgia del calor y color de Maracaibo, así como las hermosas mujeres que posaron para mi.

¿Y por qué te fuiste de Maracaibo?

Mi taller estaba quebrado y yo estaba agotado. ¿Tú sabes que en una oportunidad Leufert se hartó de Caracas y se refugió en Tarma? Algo así me sucedió con Maracaibo.

¿Qué tanto conociste a Leufert?

De lejos, lo admiraba mucho y era nuestro referente para del Bianco, Aldemar Pérez y para mí. Aldemar, coleccionaba todo sobre Leufert. En una oportunidad hubo un concurso interno de CORPA y participaron Leufert, Nedo, Jesús Emilio Franco y gane yo desde Maracaibo.

¿Has expuesto o publicado tus trabajos de marcas?

En el año 2002 Félix Beltrán me hizo una exposición en la galería Artis en la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, México DF, llamada «Maestros del Diseño Gráfico» y mis trabajos, representaron a Venezuela. Fue la primera exposición de marcas y logotipos hecha por mí en Maracaibo.

¿En qué proyectos estás embarcado?

Ahora me dedico a la caligrafía. Tengo mi BLOG de caligrafía en Perú. Posteriormente haré otros blogs sobre ilustración, arte digital, dibujos artísticos y diseño gráfico.

En el concurso internacional de caligrafía Letter Arts Review 2005 y 2006, escogieron trabajos míos y fueron publicados respectivamente. Tuve elogiosas palabras de su editora.

Noviembre, 2007