Jacinto Salcedo
Diseñador Gráfico / Graphic Designer
Profesor de Historia del Diseño Gráfico en ProDiseño
Por Jacinto Salcedo
En medio de las protestas de carácter político que desde el año pasado se han venido escenificando en Venezuela, hemos visto como se ha movido vertiginosamente el imaginario colectivo en el uso de los símbolos patrios. Estas imágenes pudieran pasar sólo como un recurso banal, sino fuera porque la fuerza en el modo como son tratadas las elevan a la categoría de símbolos ideológicos.
Mientras el bando del gobierno se llama «bolivariano» y esgrime la boina roja y la señal del puño, la oposición se adueña de la bandera nacional, se visten de negro y hasta cantan como himnos canciones comerciales tales como ‘Yo me quedo en Venezuela’ o ‘Un canto por la vida’.
Las marchas multitudinarias con sentido de protesta se convirtieron en grandes comparsas donde cantos, consignas e infinidad de atuendos daban vistosidad. En particular llamaba la atención la creatividad en el uso de la bandera.
La bandera, origen y sentido
La Vexillología es el término con el que se designa el estudio de las banderas. Su nombre proviene del vexillum, un estandarte que se colocaba en una lanza y que era utilizado durante el Imperio Romano.
Sin embargo las primeras «banderas» se estiman que fueron utilizadas por los egipcios unos 3000 años antes de Cristo y consistían en símbolos adosados en el tope de un asta. Se presume que las primeras banderas hechas de tela fueron elaboradas con seda en China.
En el Medioevo los caballeros las usaron como insignia o señal para identificar castas, para demostrar dominio territorial, para estampar una conquista. Esa connotación de posesión ha permanecido hasta nuestros días y tal vez el caso más difundido ha sido una conquista «extraterrestre», cuando en 1969 se posa la bandera de Estados Unidos en la Luna.
Las banderas de las naciones son recientes y se comenzaron a usar en el siglo XVIII en Europa y Norte América. Hasta ese momento el uso más común era de autoridades locales o de uso personal.
Las banderas de navegación fueron un sistema de códigos de comunicación complejo muy útil antes del desarrollo de la radio.
Hoy en día se ha establecido una paleta de 7 colores básicos para el diseño de banderas. Muchas de ellas contienen símbolos de eventos históricos: la cruz aparece en muchas banderas Europeas como símbolo de las cruzadas hacia Tierra Santa mientras las Árabes tienen el águila de Saladin, un guerrero que combatió a los cruzados en el año 1100.
El origen y uso de la bandera connota el sentido heráldico que se le dio en el medio evo para identificar familias, negocios o naciones. Es por ello que se utiliza para indicar pertenencia, desde un feudo hasta un país, las embarcaciones y aviones.
Ese sentido de pertenencia es el que nos lleva a considerar a un trozo de tela con colores un «símbolo patrio» hasta el punto de venerarla, exaltarla, rendirle honores y estar dispuestos a «morir» por los colores la bandera. Podemos llegar a considerar a la bandera como bella o bien diseñada cuando los valores que ella encierra no son por definición estéticos.
Uno de los usos más claramente definidos de la bandera es la de distinguir a pueblos rivales en la guerra. Ese mismo planteamiento ha sido el que se ha traspolado a la guerra sublimada, es decir a la contienda deportiva. De tal modo el uso de la bandera mutó hacia el lado jovial del fanatismo, más no necesariamente del patriotismo. De allí que los inchas del fútbol se pintan la cara de los colores de la bandera del equipo al que apuestan, que no es necesariamente su país.
A partir del uso deportivo y de la sociedad de consumo del siglo XX, países como Inglaterra o Estados Unidos vencieron las fronteras puritanas del uso de la bandera como símbolo patrio. Tuvo mucho que ver el movimiento Pop y el movimiento Hippie quienes entendieron lo absurdo de los conflictos bélicos y abogaron por «hacer el amor y no la guerra». De allí que en los años 60 y 70 fuera de uso común la ropa interior con la bandera, alfombras, lentes…
En Venezuela el uso no oficial que se le ha dado a la bandera había sido muy pobre. Tal vez por la falta de una conciencia colectiva de su poder comunicacional, tal vez porque las leyes venezolanas castigan su uso (Ley de Bandera, Escudo e Himno Nacionales, 1942). Vestirse con los colores de la bandera era motivo de detención policial.
Sin embargo la historia viene cambiando desde hace unos años cuando un revuelo del sentido patriótico -¿tal vez el mismo que llevó a Chávez al poder?- hizo que se pusiera de moda colocarle a los carros unas calcomanías de banderas de Venezuela y se escuchara joropo entre los jóvenes citadinos.
Indudablemente hacía falta un remozamiento de los símbolos y el momento histórico propició que así fuera. En el año 97 y 98 Chávez hizo su campaña utilizando la bandera en su vestimenta, como un traje deportivo, siendo que está expresamente prohibido a los partidos políticos el uso de los símbolos patrios, colores de la bandera (en cualquier orden) ni el nombre de Bolívar. Luego, siendo presidente, en su afán de cambios, propuso en 1999 en pleno asunto constituyentista agregar una octava estrella a la bandera para anexar la provincia de guayana (modelo decretado por Bolívar en 1817).
A pesar de lo estrictas que puedan parecer las leyes, cabe destacar que no existe un manual técnico que determine la construcción, el tamaño y proporción de las 7 estrellas, ni el tono exacto de los colores. Es así como en la FOTW siglas de la sociedad vexillológica Banderas del Mundo (Flags of the World), Guillermo Tell Aveledo reseña en el año 1999 el uso indiscriminado de las estrellas siguiendo la forma de arco o apuntando hacia arriba.
Un nuevo aire
Desde el año 2002 en Caracas se ha visto una forma de protesta contundente: la toma de calles por millares de personas que piden sea removido del poder el presidente de la república. Estas marchas y concentraciones responden a un momento muy particular de crisis económica y política.
En estas manifestaciones hemos visto con atención como la inventiva popular ha hecho suyos los símbolos patrios y se han recreado consignas y carteles con una fuerza comunicativa avasallante.
Nuevas «versiones» de la bandera nacional han surgido propiciando un nuevo aire y un nuevo sentido, más actual, del significado de patria, lucha civil y conciencia ciudadana.
El Cambio de Escala
El conjunto de banderas ondeantes en una manifestación deslumbra por dos factores: la cantidad y el tamaño. Las olas de banderas despiertan una sensación de poderío, pero más aún el cambio de escala nos obliga a fijar la atención en ellas. Hay dos casos que han sido claramente llamativos: un asta de 3 metros con 5 banderas de distintos tamaños de pequeña a grande, y la bandera gigante que recubre el edificio de Banesco en El Rosal.
Banderas de Luto
A partir del 11 de abril de 2002, cuando fallecieron 19 personas en una emboscada tratando de llegar en una manifestación multitudinaria al Palacio de Miraflores (Sede del poder Ejecutivo), se despertó un sentido del dolor y luto asociado a la lucha civil. Fue a partir de este momento cuando comenzamos a ver en las marchas la bandera de luto: una tela negra donde sólo se distinguían las siete estrellas blancas o la transformación a escala de grises. Este sentido de tristeza por el no uso del color ha sido vastamente explotado en videos políticos transmitidos en los espacios comerciales de las televisoras.
Bandera de la Alegría
La producción, demanda y venta de banderas durante las marchas fue inusitadamente asombrosa. Comercios como La Casa de la Bandera reportaron que habían vendido en el año 2002 más banderas que todos los años anteriores. Por eso no es de extrañarnos que haya sucedido por error de impresión que las estrellas fueran colocadas de manera invertida. Lo más curioso era no ver en ello un defecto sino una virtud, la de simular una sonrisa.
Río de Banderas
La participación del grupo Gente de la Cultura dentro del ámbito de las protestas arrojó un performance colectivo que clamaba unidad: se propusieron coser los bordes de banderas y se logró un Río de banderas despertando un asombroso sentido de pertenencia y toma de posición.
La Moda «FASHION BANDERA»
Las manifestaciones de calle se vieron como expresiones de presencia física. Estar allí, caminar, tomar la ciudad y sus principales vías de comunicación exigía manifestar «con todo el cuerpo», es fácil entonces deducir que vestirse de bandera significaba encarnar en uno mismo a la patria, era decir «soy Venezuela». El rango y variedad de vestimenta con la bandera fue asombroso: bolsos, gorras, franelas, sombreros, pantalones y hasta bikinis, zarcillos o collares.
Otras rarezas
Se vieron conjugaciones inusitadas de la bandera, como en una Marcha de la oposición donde bajo las siete estrellas había una paloma de la paz.
Derechos Reservados © Jacinto Salcedo 2003